3. Jugando con luz dura

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Al margen de estos dos casos, siempre hay situaciones intermedias entre ambos extremos, y debemos tener claro que no es lo mismo tratar un retrato masculino que femenino, aunque pueda verse desde un plano sexista como planteamiento inicial, no es así, y la luz debe tratarse teniendo en cuenta algunos datos que muchos desconocen. Para empezar, decir que como promedio, la piel del hombre es entre el 15% y el 25% más gruesa que la de la mujer, lo que le da un aspecto más compacto y firme. Añadir que además los hombres tienen más glándulas sebáceas activas (casi el doble) y, por lo tanto, más poros que las mujeres y estos son más grandes, con lo que la piel es más grasa, más brillante y tiene más imperfecciones o manchas que la de la mujer a simple vista (y hablo de caras sin maquillar), aunque pueda parecer al revés, y por este motivo le dan un aspecto más duro e intenso al rostro masculino, así que hay que tenerlo en cuenta. Pero esto no es siempre así, los hombres adultos suelen tener la piel más seca que las mujeres, y por lo tanto menos brillo. Con estos datos, ya tenemos claro que tendremos zonas de brillo con más facilidad y que deben corregirse con la luz (contraste), y si es posible con maquillaje, así que el trabajo de una buena maquilladora suele ser determinante. Pero ojo, ambas cosas son importantes, la luz y el maquillaje, si queremos evitarnos horas de retoque posteriores en el ordenador.